Te descubres erguida entre las flores,
poseedora total de la quimera
con que envuelve grácil ya los fulgores
de tu efímero paso en primavera.
Con vanidosa ternura tus amores
ofreciéndose están en la primera
esperanza nacida en los colores
con que tiñes tu esencia de hechicera.
¡Bailarina!, dibujas con encanto,
ilusiones que a poco desvanece
el teñir de tu orgullo en el quebranto
de un otoño que a tu alma la estremece.
Y mecida ante el viento, desprendida,
tu marchito vestido se convierte
en mariposa que huye estremecida
ante el gélido rumor que al campo vierte.
Marina Centeno
Yucatán México
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